martes, 23 de junio de 2009

"La inconsecuencia del discurso"

La gente dice una cosa, pero con sus actos hace otra, a ese respecto, muchos se hacen llamar cristianos, o en su defecto, admirar el legado que dejó jesús cuando pasó por esta tierra, sin embargo, es bastante funesto su accionar para con sus pares, más aún cuando está la posibilidad de entregar una oportunidad al que ha cometido una falta en el pasado. Dicho de otra manera –y quizá esto sindique a los más adinerados, sobre todo dueños de empresas—“a dios (o Dios) rezando y con el mazo dando”

“La discriminación laboral consiste en

toda distinción, exclusión o preferencia

de trato que, ocurrida con motivo o con

ocasión de una relación de trabajo, se

base en un criterio de raza, color, sexo,

religión, sindicación, opinión política o

cualquier otro que se considere irracional

o injustificado, y que tenga por efecto

alterar o anular la igualdad de trato

en el empleo y la ocupación" (1)

El gobierno de turno siempre se plantea la necesidad de combatir la delincuencia y todo lo que de ella se desprende, ahora bien, no sería una ideal propuesta, atender el problema desde las raíces, vale decir, ver lo que origina esta cuestión. Las propuestas de aumentar los efectivos policiales en las calles, más resguardo, operativos efectivos y certeros, son sólo medidas de apaciguamiento, “un analgésico para un dolor de cabeza interminable”, interminable en vista de las inoperantes medidas que se han tomado para terminar con el problema de raíz. Sin lugar a dudas hay que hacer cambios radicales en la socialización primaria, fomentando políticas públicas que apunten a ese puntal de desarrollo, como mejorar la educación –que es la base de todas las cosas—incentivando la erudición y la intelectualidad inherentemente ligado con lo axiológico, y todo esto a su vez, con un carácter deontológico que conlleve a un desarrollo en la ascensión progresiva de la persona en cuanto a su realización personal.

Lo anterior, ha sido totalmente ignorado por nuestra “tan querida democracia”, a la que le importa el desarrollo en números, el PNB, PIB, el crecimiento macroeconómico, dejando a un lado lo micro, que se transforma en un pequeño gran detalle que ocurre con excesiva frecuencia y que está tomando ribetes inesperados. Hoy por hoy, gestionar un cambio desde las raíces es al parecer difícil –pero para los actuales políticos que más que servir, van a servirse--en relación a la serie de problemáticas que atañen al problema. Lo que se suscita en la actualidad, es el resultado final de un proceso que nunca fue atacado en su gestación, ahora bien, como consecuencia de aquel tenemos por ejemplo la situación de lo vivenciado al interior de la cárcel por la población penal, y sobre hechos consumado como éste (el delinquir y pagar por aquel) el presidio no termina cuando cumplen su condena, sino que cuando salen a la sociedad son EXCLUIDOS Y DISCRIMINADOS, perpetuando así su condena de por vida.

El gobierno se preocupa por combatir la delincuencia, pero no se preocupa por entender sus inicios, y de esta forma erradicar de raíz este problema. La reflexión final sería plantearse, ¿si yo fuese dueño de una empresa, le daría empleo a un expreso?.

(1) Castro, José, “DISCRIMINACION EN LAS RELACIONES LABORALES”,http://www.dt.gob.cl/1601/articles-65173_recurso_1.pdf

1 comentario:

  1. buena pregunta..
    si yo fuera dueña de una empresa creo que lo pensaría dos veces antes de contratar a una persona que estuvo detenida, primero tendría que saber el motivo por el cuál estuvo preso, pedir el certificado.
    Es verdad que la educación es fundamental para erradicar la delincuencia, aunque no es necesario tener estudios superiores para ello, basta con tener una buena educación moral, tener los valores bien puestos! y educar a las personas desde que son pequeñitas, una buena educación es lo principal, tanto en instituciones como en el hogar.

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